Mi hijo aún no pinta dentro de la linea, quizá porque su creatividad se revela a la instrucción. Durante muchos años trabajamos dibujo «abstracto»: cuadros, triángulos, círculos, salpicaban una hoja en blanco, nada estructurado. Le frustra bastante que le digan no te salgas de la linea. Es que este artista pinta con bastante emoción y lo hará aún más si hay música de fondo. Es pura energía.
De pronto un día no quiso volver a pintar, los cuadernos de dibujo quedaron guardados. Demasiados límites para su «técnica» Pero cómo permitir que dejara de explorar cuando lo hizo con tanto éxito en otras épocas . Entonces recurrí a su tercera cosa favorita después de Simpsons y Futurama… los dinosaurios. Le presenté un boceto de un Rex listo para colorear y le dejé solo cuatro colores: amarillo, verde, azul y negro. Y la magia comenzó.
Pintó como quiso y escondí mi emoción tras instrucciones disfrazadas de sugerencias que muy bien las aceptó. Se salió de la linea? si y mucho, pero había vuelto a pintar, eso era lo importante. Esta vez fue cuidadoso al dar color a los detalles… su mano se dejó guiar. Lo que vino después fueron dientes filudos hechos en goma eva, ojos que brillan en la oscuridad. Días después pedí su autorización para recortarlo y luego lo pegamos en un fondo que le diera poder a nuestro gigante amigo. Al artista le encantó. Además entendió que salirse de la linea hacía que se perdiera el dibujo en la hoja y en eso estamos trabajando. En aceptar que se le guíe sin limitar su vuelo.
Y esa es la historia. Tras meses de ausencia de obras he aquí de nuevo a Sebastián pintando. Estas son sus más recientes creaciones. Solamente necesitaba… volver a creer en su talento.