Esta no es una época que Sebastián espere con ansia la verdad, el ruido de la pólvora, los vecinos con la música a todo volumen, las visitas inesperadas, los centros comerciales atestados, demasiados estímulos. Pero la noche de 7 de Diciembre es diferente porque él controla el asunto. Encendemos muchas velitas y colocamos faroles (este año no hubo faroles porque el clima lluvioso nos aguó esa parte). El truco era no presionarlo a participar y tenerle galletas a demanda. Al cabo de unos minutos ya estaba junto a su tío Gabriel encendiendo las últimas velitas y como quedaban pocas decidió apagar las que ya estaban pues le pareció divertidísimo.
Al día siguiente, 8 de Diciembre, hicimos el nacimiento del Niño Jesús en la sala. Le encanta colocar borreguitos por todo lado pero ahí! los pobres Reyes Magos, de pequeño tomaba a Gaspar y lo escondía, solo aparecía cuando íbamos a guardar todo, los otros dos magos tenían que dar paso a las ovejas. Ahora los mira con recelo pero no los toca, bueno hasta ahora en 24 horas.
Creo que ha sido un buen comienzo y ha tolerado mucho más el ruido y las sorpresas, a medida que va creciendo deja de lado ciertos temores y esto le ayuda a disfrutar más con la familia, a integrarse en las actividades. Pronto vamos a ver pirotecnia y nieve artificial. Esperamos que el clima mejore y Sebastián deje a Gaspar donde está.


