Escogiendo caminos.

Imagen google.
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Cuando una persona cumple los cuarenta ya es vieja para el sistema laboral,  no tendrá las mismas oportunidades que cuando tenía veinte así la experiencia pese en la hoja de vida. Algo parecido sucede con las personas con autismo. Una persona con este diagnóstico cumple los 18 y deja de ser «sujeto objetivo» de intervención. ¿ Quién decide la edad límite para recibir terapias u orientación vocacional? No se sabe, pero tiene el poder para mandar a la casa a un joven con ilimitadas posibilidades. Es en ese momento y dependiendo la intervención que le haya alcanzado a arrancar al sistema de salud donde se ven dos posibles caminos y que conocí hasta hace una semana a través de Javier y Samuel.

Javier. El eterno inconforme.

Javier ha pasado por distintas instituciones y tuvo la oportunidad de estar integrado,  momento donde adquirió muchas habilidades sociales y académicas.  Es un rebelde con causa capaz de decir la verdad sin ningún miramiento. Le gustan los comics y los videojuegos. Cumplió 19,  pero ahora,  consciente de su diferencia y su dificultad para adaptarse,  sin ayuda práctica y real para manejar ese momento tiene episodios críticos ya inmanejables por sus padres. Cada vez que ingresa a una nueva institución y siendo un joven bastante exigente (se disgusta si no encuentra un buen conversador) solo pasa un par de semanas para que desista volver y obligar así a sus padres a buscar otra nueva institución. De repente surge una opción:  Internado. Al parecer tienen mejores instalaciones,  profesionales y proyectos de vida (basados en actividades lúdicas y artesanales) que lo ofrecido hasta ahora para Javier,  con el único inconveniente de separarlo de su hogar.  Pero ante el cansancio evidente de sus padres y la aprobación del mismo Javier han decidido que es el mejor camino. Javier lleva ya un mes internado y aunque ha tenido crisis encontró interesantes conversadores y aún trata de adaptarse.  Sus padres lo extrañan,  lo visitan cada fin de semana,  en el fondo de sus corazones saben que puede que no sea el camino correcto pero es el que las circunstancias les ha obligado. Quizá en un futuro las cosas cambien y puedan tener a Javier de nuevo en su hogar.

Samuel quiere ayudar.

Samuel tuvo intervención temprana,  es un afortunado y aunque no estuvo en integración sus habilidades ocupacionales y sociales son evidentes,  sin importar que su lenguaje se reduzca a un pequeño repertorio de frases de cortesía.  Le gusta pintar,  jugar baloncesto y colaborar con los quehaceres de la casa.  Además le agrada ser anfitrión y atender muy bien a las visitas que llegan a su casa o a la institución donde está.  Se ha convertido en una importante ayuda para sus compañeros a quienes apoya,  guía y consuela si es necesario. Pero ahora parece que ha cumplido el ciclo y debe dejar la institución que lo recibe hasta los 20 años,  edad próxima a cumplir.  La madre de Samuel reconoce el potencial inexplorado de su hijo y ha encontrado un camino para que llegue a desarrollar todos sus talentos. Un taller laboral. Creado por un maestro especial quien reconoce a las personas con diversidad funcional como seres capaces de aportar a la sociedad,  este taller les brinda orientación vocacional,  capacitación en diferentes tareas y ubicación laboral cuando ven que es posible. Lo más importante: no hay límite de edad. Samuel será feliz allí,  tiene el talento para servir y según los pronósticos, con una buena capacitación pronto podría empezar a trabajar.

En los dos casos el estado no asume los costos pues no está obligado a amparar a personas en condición especial que superen los 18 años.  Pareciera ser que deben buscar su propio destino sea bueno o no tan bueno.  Olvidan que cambia la edad y así mismo las necesidades.  No se sale del autismo cuando se adquiere la identificación de mayoría de edad y creo que es la etapa en la que se debe garantizar un proyecto de vida digno. Pero así es el mundo actual interesado en avances tecnológicos en los que invierten millones sin invertir en las personas.

Nuestros hijos dependen de las decisiones que tomemos como padres.  Nos apoyamos en la intuición y en la experiencia.  Vemos posibilidades más allá de los obstáculos. Buscamos caminos.  Pero jamás desistir sera uno de ellos.

2 comentarios en “Escogiendo caminos.

  1. Luz Rengifo

    Cada chico con autismo son una historia de vida ( Juan, Sebastián, Rafael, Camilo, Sofía, Helen etc, etc, ), son una vida, un proyecto de vida, cuyos objetivos y resultados son producto de una serie de circunstancias en las que les tocó vivir: una familia comprometida o no, una sociedad que incluye o por el contrario discrimina, un Estado que apoya y respeta sus derechos fundamentales o que con sus » prioridades » que no necesariamente son sus ciudadanos y sus derechos humanos ha discriminado y vuelve invisibles a nuestros chicos con autismo y a tantas PCD. Desde dónde nos toco vivir, somos las madres/ padres quienes tenemos que hacer valer los derechos de nuestros hijos ante el Estado, la sociedad, la escuela, nuestra comunidad. Y más importante aún, somos nosotros las madres/padres quienes somos los responsables de su calidad de vida, de su vida y su proyecto de vida adulta. Tenemos que propender por su FELICIDAD fin único y fundamental de nuestra existencia como seres humanos. Ya decía cuando vi a Rafa ya grande, con amiguitos y amiguitas, los niños crecen, los adolescentes cambian y se hacen adultos, pero también los sueños cambian las prioridades cambian, las necesidades cambian, entonces nuestra actitud, nuestro quehacer y hacer también debe cambiar y estar a la altura de las expectativas. Qué esperan nuestros hijos de nosotros? No del Estado, no de la sociedad, no del vecino. Sólo de nosotros, sus madres padres y sus familias somos su mundo y es nuestra obligación moral y es nuestro acto de amor incondicional apropiarnos de los recursos existentes muchos o escasos, buenos o no tantos, empoderarnos y tener una actitud Proactiva, una actitud multiplicadora, recursiva, creadora, pero a ellos no debemos fallarle, o nos quedamos esperando a que el estado haga algo por nuestros amados hijos. Hasta cuándo??????

    1. angelaco

      Mejor no lo has podido decir. Buscamos su felicidad y nuestros hijos dependen absolutamente de lo que como padres logremos. A veces el peso de esa responsabilidad es abrumador y es ahí cuando el apoyo de otros padres en la misma búsqueda es vital. Es que entre asociaciones, abogados y eps… si no nos unimos reducen nuestras fuerzas.

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